audio y descripcion
Lo que están ingresando es un sistema de cinco cisternas para la recolección de agua de lluvia. Estas son las típicas cisternas en forma de campana excavadas en la roca caliza, que se ensanchan progresivamente hacia el fondo hasta adquirir su forma característica. Las paredes están cubiertas de cocciopesto, una mezcla de fragmentos de tejas y ánforas, mezclados con cal y compactados, que servía para hacer el interior de la cisterna impermeable. Como se puede observar fácilmente, las cisternas están ubicadas a diferentes alturas y tienen volúmenes distintos.
Cuando el nivel del agua superaba la capacidad máxima, se recogía en otras cisternas cercanas a través de canales de desbordamiento. Estos canales ya no son visibles en las cisternas de los hipogeos de San Giorgio porque se utilizaron como guía para crear pasillos de conexión entre las diferentes cisternas, lo que permite su visita en la actualidad. Debido al fondo cóncavo de las cisternas, que les confiere su típica forma de campana, se depositaba el sedimento presente normalmente en el agua de lluvia, por lo que el agua que llegaba a la cisterna siguiente era más limpia. El volumen medio de agua recolectada en cada cisterna era de aproximadamente 36 metros cúbicos, es decir, unos 36 000 litros de agua.
Este sistema de varias cisternas interconectadas para recolectar mayores volúmenes de agua no es un hecho aislado; por el contrario, hay un número muy elevado de cisternas también en el sistema de los Rioni Sassi. Esta distribución demuestra que el uso productivo del agua es ampliamente anterior al uso residencial. De hecho, las cisternas, en número mucho mayor que las cuevas habitadas y la necesidad de agua potable, son testimonio de una organización del espacio para huertos agrícolas, con terrazas talladas en la piedra. Posteriormente, la expansión del uso residencial ha restado espacio a la agricultura y muchas de las mismas cavidades de las cisternas han experimentado transformaciones para ser reutilizadas con otros fines, como ocurrió con la última de las cisternas que forman parte del sistema de recolección de agua del complejo de San Giorgio, que posteriormente se convirtió en una especie de despensa para la conservación de alimentos.